Translate

miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Qué son las habilidades sociales y para qué sirven?


Podemos definir las habilidades sociales como las habilidades que posee una persona determinada en un contexto interpersonal para expresar sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás y que, generalmente, resuelven los problemas inmediatos de la situación mientras minimizan la probabilidad de futuros problemas.

Las habilidades sociales son importantes para afrontar con autonomía las situaciones básicas de la vida diaria (desde hacer una gestión en el banco hasta, por ejemplo, devolver un artículo defectuoso en una tienda), para mantener relaciones con el sexo opuesto, para ampliar nuestro círculo de amistades, para solicitar un empleo, para efectuar una exposición en clase, para saber disculparnos, para evitar entrar en peleas, para afrontar situaciones que nos generen miedo o vergüenza, etc. etc.

-        Ten en cuenta que…

§  Las habilidades sociales no son varitas mágicas, pero aumentan las probabilidades de salir airoso de las interacciones sociales.

§  Son conductas aprendidas, no heredadas.

§  Son conductas con tres niveles à   1) lo que se hace o dice,        2) lo que se piensa,      3) lo que se siente.


jueves, 24 de mayo de 2012

El principio 80/20 o cómo lograr más con menos


S/ Richard Koch, autor del libro “El principio 80/20”, el 80 % de las consecuencias se originan en el 20 % de las causas o, lo que es lo mismo, el 80 % de los resultados que obtenemos proceden del 20 % de nuestros esfuerzos. Ejemplos:   1) Para la mayoría de empresas, el 80 % de los beneficios proceden del 20 % de sus clientes,       2) El 80 % de veces, nos ponemos sólo el 20 % de la ropa que tenemos (siempre la misma),       3) El 80 % de la “sustancia” de un libro puede encontrarse en el 20 % del texto

Entonces, si queremos lograr más con menos (frase de moda en tiempos de crisis), debemos identificar estas fuerzas o factores que componen ese 20 % esencial. A partir de ahí, podemos:   a) Intentar multiplicar ese 20 %,   b) Hacer más productivo el otro 80 % o simplemente eliminarlo o dejarlo de lado.

La pregunta básica es, pues: ¿qué 20 % conduce al 80 %?, ¿cuáles son las pocas contribuciones o causas fundamentales, en contraposición con las muchas triviales?

Se trata, en suma, de:

-     Buscar el atajo, en lugar de efectuar todo el recorrido.

-     Ser selectivo, en lugar de ser exhaustivo

-     En todas las áreas importantes de nuestra vida, descubrir qué 20 % del esfuerzo puede conducir al 80 % de los resultados.

El autor aconseja también:

-     Perseguir la excelencia en unos pocos ámbitos, en lugar de un buen rendimiento en varios

-     Delegar o “externalizar” en la medida de lo posible todas aquellas tareas tediosas o rutinarias, que no nos aportan gran cosa y procurar hacer únicamente aquello que hacemos mejor y con lo que disfrutamos más

Pregunta de evaluación: ¿cuál es el 20 % esencial de esa entrada de blog que acabas de leer? Fíjate que del 20 % que sale siempre puedes extraer nuevamente el 20 % más valioso y así sucesivamente hasta el infinito. De esta manera, podríamos llegar a resumir el Quijote en una sola frase (pero tampoco hay que pasarse, ¿verdad?)


martes, 22 de mayo de 2012

Itaca

Lluís Llach en su versión del famoso poema de Kavafis, y con subtítulos en castellano, nos permite acceder a esta bella metáfora que nos recuerda que en nuestro recorrido por la vida lo importante no es la meta sino el viaje.


jueves, 17 de mayo de 2012

La manipulación mediática según Chomsky


Hace poco, el conocido, lingüista, filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky publicó la siguiente lista de lo que, a su parecer, serían las diez estrategias básicas de manipulación mediática:

1. La estrategia de la distracción

Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Se trata de mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real (por ejemplo, reality shows)

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos (¿a alguien le suena esto?)

3. La estrategia de la gradualidad

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. Es el viejo cuento de la rana (ver entrada de este blog “ranas y seres humanos, ¿nos parecemos en algo?”)

4. La estrategia de diferir

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento. Eso empieza a veces, también, difundiendo un rumor, negándolo después y anunciándolo finalmente como algo que, no se quería hacer, pero las circunstancias…

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Porque si uno se dirige a una persona como si tuviese, por ejemplo, 12 años o menos, entonces, se mostrará probablemente más sugestionable, tendrá una reacción más emocional y menos crítica como ocurriría seguramente con un niño de esa edad.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. En ese sentido, postula Chomsky, que “la calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores-

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad

Inducir al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable de su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Por ejemplo, en esta crisis económica se nos induce a creer que gran parte del problema es porque hemos querido vivir por encima de nuestras posibilidades cuando, y copiando una pancarta del movimiento de indignados, son ellos (la clase privilegiada y los usureros de la gran banca), los que sí han vivido por encima de “nuestras” posibilidades. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo y de desvalimiento, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución ni evolución.

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

martes, 15 de mayo de 2012

Cómo hacer nuevos amigos y ampliar tu red social (II)


·      No te aísles. No busques más excusas para no salir, sean las que sean. Haz cosas solo/a cuando te apetezca pero también con gente. Si eres tímido, recuerda que esto no te impide salir y conocer gente. Si estás agobiado de trabajo, recuerda que de vez en cuando tienes que “afilar el hacha” como el leñador del cuento. Si tienes obligaciones con tal o cual persona, busca un equilibrio entre tus necesidades y las suyas, piensa que tú también tienes derecho a estar bien, a cuidarte. Pide ayuda si la necesitas.

·      No te relaciones únicamente en el entorno de los X: de los “solteros” o “separados”, o de los aficionados al fútbol, o a los conciertos, o a las discotecas, o sólo con gente del gimnasio o del club de tenis, o a través de los chats únicamente. No te limites a hacer lo que siempre has hecho, piensa que si siempre haces lo mismo obtendrás resultados iguales o parecidos. Abre nuevas ventanas, respira aire fresco. Atrévete.

·      Viaja. Apúntate a grupos a los que les guste viajar, propón viajes a tus amigos, apúntate a viajes organizados, planea tú un viaje y busca gente para compartirlo…

·      Propón planes interesantes a la gente que te rodea.

·      Mantente informado s/ actividades de ocio de interés.

·      Organiza fiestas o cenas en tu casa

·      Desayuna con la gente que te agrade de tu trabajo, o proponles alguna cena, salida, etc.

·      Procura irradiar optimismo y una actitud positiva ante la vida. Abandona el hábito de criticar a los demás, lamentarte, etc.

·      En lugar de censurar a los demás, trata de ponerte en su lugar y entenderlos. No veas siempre mala intención en su comportamiento: tal vez no supieron hacerlo de otro modo.

·      Haz preguntas y resume lo que tu interlocutor te cuente. No juzgues ni interrumpas.

·      Cada semana, llama por teléfono a dos amigos/as

·      Sonríe, procura ser amable con las personas con las que te cruzas.

·      A veces, la ruptura con la pareja trae consigo el adiós de algunos amigos à no te empeñes en mantener relaciones que, en estos momentos, no te brindan tu apoyo, comprensión y cariño, y abre tus puertas a nuevas amistades.


Ver también “cómo hacer amigos y ampliar tu red social” (I)”




jueves, 10 de mayo de 2012

Héroes cotidianos


S/ Pilar Jericó, héroes cotidianos son aquellos que siguen adelante a pesar de las dificultades y que, en vez de centrarse en la queja o el lamento, aprovechan la desventura para transformarse positivamente y ejercer una influencia positiva en su entorno (aunque para la historia sean anónimos). Pero, advierte, no se puede desarrollar esa capacidad sin atravesar desiertos o noches oscuras. Concretamente, explica las diferentes etapas del proceso desde la “llamada de la aventura” hasta una “nueva integración” en la que el héroe regresa a su rutina pero transformado. Puedes verlo en el siguiente video:

Como hay cosas que no se pueden escoger (por ejemplo, una enfermedad grave, un despido laboral, una ruptura afectiva no deseada, etc.) el reto está en aprovecharlas como una oportunidad de aprendizaje y de transformación de uno mismo.


lunes, 7 de mayo de 2012

Cómo hacer nuevos amigos y ampliar tu red social (I)


·      Conocer gente implica salir de la rutina, experimentar haciendo cosas nuevas, arriesgarse un poco… De lo contrario, nunca saldrás de tu círculo habitual de amistades –o de tu aislamiento-. No esperes a que la persona ideal llame a tu puerta y aparezca sin esfuerzo alguno por tu parte.

·      Un buen consejo para empezar, es que intentes pensar qué tipo de personas deseas encontrar (evitando, al mismo tiempo, expectativas rígidas de cómo deben ser los amigos). De todas maneras, no seas muy selectivo en los primeros momentos: conocer mucha gente te permitirá encontrar las personas que deseas.

·      Cuida tu apariencia. Arréglate lo mejor que puedas, intentando sentirte cómodo/a con la ropa que lleves, mirar a la cara, mantener una postura y movimientos relajados y sonreír. Y recuerda que el atractivo no reside exclusivamente en el cuerpo, sino en el “cuerpo actuando”, es decir, el atractivo es cuerpo + personalidad, el uno potencia al otro.

·      Cambia tu brújula: en lugar de orientarla hacia lo que los demás van a pensar de ti o en sí te van a rechazar, intenta adoptar una visión más “panorámica” que no sólo te abarque a ti sino que también incluya al otro/a y sus posibles necesidades, temores, etc. En lugar de centrarte únicamente en ser interesante, céntrate también en mostrar interés. Mira al otro en lugar de observarte únicamente a ti mismo/a. Demuestra interés sincero por los demás. Sé buen observador de las cosas que te gusten de los demás y díselas. Escúchales: hazles sentir que, cuando están contigo, son lo más importante.

·      Más importante que mantener una conversación interesante es saber escuchar. El buen conversador dedica más tiempo a escuchar que a hablar à procura que el otro hable, al menos, un 50 % del tiempo. Todos nos sentimos especiales cuando alguien nos transmite su interés sincero.

·      Intenta ver al otro/a como un ser humano como tú, no como un/a juez. Y si no le gustas, tampoco te vas a morir por ello, ya encontrarás otros/as más dispuestos/as a compartir cosas contigo, es sólo cuestión de tiempo encontrarle/s. A ti tampoco te gusta todo el mundo, ¿o sí? Considera el proceso de conocer gente como un experimento o una aventura, evita centrarte demasiado en los “resultados”.

·      Apúntate a grupos, cursos, organizaciones, etc. Cultiva tus aficiones y/o descubre otras nuevas. Aprende, mejora tus conocimientos, disfruta, comparte, comprométete, apasiónate. Si tienes inquietudes sociales, apúntate a alguna ONG, un partido político, un movimiento reivindicativo… Si quieres potenciar tu capacidad de expresión, apúntate a un taller de teatro, a un taller de escritura, a un curso de baile… Si no sabes adonde o con quién ir de vacaciones, apúntate a alguno de esos grupos que organizan estancias en una masía para disfrutar de la naturaleza y hacer actividades de crecimiento personal… Son muchas las actividades en las que puedes participar. Es tan sólo cuestión de buscar, de informarte, de salir de tu entorno habitual, de no tener prejuicios, de no pensar tanto en el qué dirán, de pensar menos y actuar más.

·      Pide a tus amigos que te presenten gente nueva.

·      Toma la iniciativa de quedar con la gente que te agrade. Cuando alguien te guste, pídele su número de teléfono y/o proponle algo, muéstrale tu interés, no desaproveches la oportunidad, no esperes a que sea el otro/a quien tome la iniciativa.



miércoles, 2 de mayo de 2012

Hablemos de la cocaína


La cocaína es una droga estimulante y altamente adictiva, aislada por primera vez en 1.859 y que, a partir de la década de los 90 comenzó a popularizarse de forma alarmante. Hoy por hoy, se ha convertido en una especie de medicamento ilegal con el que muchos tímidos, inseguros, depresivos, etc. pueden afrontar la vida con menor temor (mientras dura el efecto: véase “Dr Jeckill y Mr Hyde”). O en una válvula de escape para personas que necesitan “desconectar” y zambullirse de vez en cuando en un éxtasis de diversión desenfrenada. Y para los más ambiciosos, en el plano económico o social, proporciona la ilusión de convertirse en personas de “éxito”, con energía suficiente para abarcarlo todo.

Su consumo puede ser muy atractivo porque (en dosis moderadas) facilita la desinhibición, la locuacidad, produce euforia, disminuye la sensación de fatiga, sueño y hambre, incrementa el deseo sexual, etc. Pero la cocaína tiene sus riesgos y efectos secundarios (aunque creas que no estás enganchado/a y sólo la consumes esporádicamente):

·      Médicos à desde alteraciones del sueño, pérdida de peso, ulceraciones nasales, hemorragias, cefaleas, congestión torácica, ronquera, taquicardias, arritmias, etc. hasta fallos cardíacos, hemorragias cerebrales, convulsiones con pérdida de conciencia, fallos respiratorios, problemas del hígado, complicaciones en el embarazo (abortos espontáneos, defectos neurológicos en el feto o malformación fetal, nacimiento prematuro), o incluso, el fenómeno de “muerte súbita”

·      Psicológicos: desasosiego, agitación, irritabilidad/ agresividad, verborrea, ansiedad, ideación paranoide, depresión, culpa, vergüenza, desmotivación/ apatía, etc. E, incluso, un brote psicótico en algunos casos de intoxicación aguda.

·      Sociales, familiares y laborales: empobrecimiento de las relaciones sociales (la persona tiende a relacionarse sólo con su círculo de adictos), problemas económicos, deterioro de las relaciones laborales y familiares,



jueves, 26 de abril de 2012

Acercarnos a los demás y "romper el hielo"


A veces, no sabemos cómo “romper el hielo” en un encuentro con personas desconocidas y tendemos a aislarnos o/y a esperar que sea el otro quien tome la iniciativa. Por ejemplo, en una fiesta en la que no conocemos a casi nadie. Debra Fine, en su libro “saber qué decir”, enfatiza que las conversaciones informales pueden ser muy importantes para establecer empatía con la gente y una puerta de acceso a relaciones más profundas (después de todo, nuestro mejor amigo/a o nuestra pareja alguna vez fue un perfecto desconocido/a para nosotros) y nos da algunas sugerencias para superar ese tipo de bloqueos y ampliar nuestro círculo de amistades:
-     En situaciones seguras, trata de conversar con desconocidos. Preséntate o/y di alguna cosa intrascendente para mostrar tu apertura al otro/a. Por ejemplo, si estás asistiendo a una cena con un grupo de gente, puedes dirigirte a alguien que no conoces, y que te parezca accesible, y decirle: “Hola, me llamo X… Encantado de conocerte… ¿Y qué?, ¿tú también es la primera vez que vienes por aquí o ya conoces a mucha gente?”. O en el ascensor: “Uff!, qué calor hace hoy, ¿verdad?”, etc. Lo que digas puede parecer banal pero, en realidad, se trata únicamente de mostrarle al otro/a tu deseo de establecer contacto animándole a que él/ella también lo haga si lo desea. No quieras empezar la casa por el tejado diciendo algo muy interesante o brillante pues, en este caso, probablemente sólo parecerías pedante o poco espontáneo.
-     Hazte visible, no te escondas. Piensa que la timidez puede ser confundida con arrogancia (sobre todo, si eres el tipo de tímido/a que controla sus reacciones fisiológicas: rubor, nerviosismo, etc.)
-     Intenta recordar el nombre de la otra persona. Llamar a los demás por su nombre demuestra tu interés en ellos y les hace sentirse acogidos. Utilízalo inmediatamente, para recordarlo mejor. Y si te olvidas de alguno, no disimules y vuélveselo a preguntar con toda naturalidad: “Perdona, ¿me has dicho que te llamabas…?” No utilices diminutivos de los nombres y procura pronunciarlos correctamente.
-     Cuando hables, intenta mirar a la cara a la otra persona y acompaña tus palabras de una sonrisa y/o de un gesto cariñoso.
-     Piensa en los demás como personas que pueden aportarte cosas, abrir nuevas dimensiones a tu vida y no como individuos a los que debes temer.
-     Piensa que los demás también tienen sus propias inseguridades, o/y pueden ser igual de tímidos que tú o más. Y que quizás están deseando que alguien se les acerque. Y que si tú siempre esperas a que sean los demás quiénes tomen la iniciativa, en realidad, estás comportándote como un/a egocéntrico/a, pues estás poniendo tu propia comodidad por encima de los demás.
-     Finalmente, piensa que las cosas buenas les suceden a quienes van a buscarlas, y no a quienes “miran los toros desde la barrera”.

lunes, 23 de abril de 2012

¿Qué es la codependencia?


La codependencia es una forma específica de dependencia emocional que se produce en algunas personas que tienen un relación importante con una persona víctima de cualquier tipo de adicción (o, por extensión, un problema psicológico importante), y que permiten que la conducta de esa otra persona les afecte de una forma poco sana. Suelen estar obsesionadas en controlar la conducta del otro/a, cuidarle, protegerle o/y “curarle” o “rescatarle” hasta límites autodestructivos: es como si esperara convertir al sapo en príncipe, o devolver a la bella durmiente a la vida, con la fuerza de su amor (sólo que en la vida real pocas veces las cosas suceden como en los cuentos). La otra persona puede ser un/a amante, un amigo/a, un hermano/a, un hijo/a, un padre, etc. Inicialmente, el término “codependencia” se aplicaba solamente a parejas de alcohólicos.

De esa manera, el codependiente se encuentra atrapado en un conflicto emocional que le obstaculiza el desarrollo de sus actividades cotidianas, le aparta de las relaciones con otras personas,  le desestabiliza anímicamente y le suele provocar a la larga un fuerte resentimiento hacia el otro/a (al que espera ver cambiar y no lo hace) y un estado de desesperanza y frustración que puede desembocar en crisis de ansiedad, depresiones, etc. Si no se “desengancha” de esa relación/ adicción va perdiendo, poco a poco, el control de su vida, convirtiéndose en un adicto/a del otro adicto/a (o persona emocionalmente inmadura y/o con problemas importantes de personalidad u otros). De alguna manera, en su afán por cuidar/ cambiar / curar al otro, pierde la capacidad de cuidar y responsabilizarse de sí mismo/a.

Si quieres ampliar la información sobre ese tema, te recomiendo la lectura de algunos libros (el último solamente lo encontrarás en bibliotecas, o de segunda mano):

-     Mujeres que aman demasiado (Robin Norwood)

-     La codependencia (Pia Mellody)

-     Ámale sin dejar de quererte (Beverly Engel)

miércoles, 18 de abril de 2012

La parábola de la catedral

Cuentan que entrando en la ciudad de Chartres, un peregrino se encontró a un hombre picando piedras, malhumorado.

-       ¿Cuál es tu trabajo?-  Le preguntó el peregrino

-       Ya lo ve, pico piedras. Tengo sed, me duele la espalda, tengo un trabajo agotador -, le contestó aquél.

El peregrino, no conforme con la respuesta recibida, siguió caminando y le formuló la misma pregunta a otro hombre que también picaba piedras:

-       Mire, yo me gano la vida con este trabajo – le respondió el segundo hombre

Más adelante, se encontró con una tercera persona que estaba haciendo el mismo trabajo y sonriendo. Le preguntó lo mismo.

-       Estoy construyendo una catedral – le respondió ilusionado el tercer hombre

viernes, 13 de abril de 2012

El "fracaso" no anula el sentido

Como muy bien explican Anna Forés y Jordi Grané en su libro “La resiliencia”, el fracaso (o lo que entendemos por fracaso) no anula el sentido. Para comprenderlo, hay que diferenciar éxito –en el sentido convencional del término, es decir, la consecución de un objetivo que nos hemos propuesto-  de sentido. Algunos de nuestros proyectos o acciones no tienen éxito, es decir, no producen el resultado que esperábamos, pero eso no significa que estén desprovistos de sentido. Por ejemplo, yo puedo intentar ayudar a alguien y no conseguirlo pero aún así tener sentido lo que he estado haciendo. O puedo llevar una vida desprovista de éxitos convencionales (como una casa, una profesión exitosa, una familia, hijos, riquezas, etc.) pero haber alcanzado una profunda paz interior u otros logros menos materiales, o simplemente “sentir” que mi vida es valiosa, sin más y/o, todavía más sencillo, ser capaz de levantarme (casi) todos los días con ilusión. El sentido es mucho más importante y nos enriquece mucho más que el éxito. Ahora bien, si conseguimos los dos… es aquello de que a nadie le amarga un dulce, claro.

Para los/las que queráis profundizar más en este tema, os recomiendo el excelente libro de Víktor Frankl “El hombre en busca de sentido”, un fragmento de la biografía de un hombre que habiendo estado preso durante varios años en campos de concentración nazis y habiendo sobrevivido a la muerte de toda su familia en esos campos (sus padres y su esposa), fue capaz no sólo de conservar la ilusión por la vida sino de difundir su experiencia en múltiples foros internacionales, escribir más de 30 libros y crear una psicoterapia basada en la búsqueda del sentido de la vida. La esencia de lo que predicó está contenida en la famosa frase de Nietszche “quien tiene por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.

No puedo resistirme a citar algún pasaje del libro:

-       “Una tarde… uno de los prisioneros entró corriendo para decirnos que saliéramos al patio a contemplar la maravillosa puesta de sol y, de pie, allá fuera, vimos hacia el oeste densos nubarrones y todo el cielo plagado de nubes que continuamente cambiaban de forma y color desde el azul acero al rojo bermellón, mientras que los desolados barracones grisáceos ofrecían un contraste hiriente cuando los charcos del suelo fangoso reflejaban el resplandor del cielo. Y entonces, después de dar unos pasos en silencio, un prisionero le dijo a otro: ¡qué bello podría ser el mundo!”

-        “El sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día para otro, de una hora a otra hora… Cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto”

lunes, 9 de abril de 2012

¿Demasiadas opciones para ser felices?

Barry Schwartz en su libro “Por qué más es menos”, cuestiona la idea de que la superabundancia de alternativas (frente a cualquier cosa que queramos comprar o hacer) propia de los países “ricos” nos aporte mayor felicidad. Parece evidente, nos dice, que si poder elegir es bueno, entonces tener más opciones será mejor. Pero, ¿podría no ser esa libertad de elección tan fantástica como se cree?.

Según el autor, y personalmente estoy de acuerdo con él, demasiadas alternativas pueden influir negativamente en nuestra felicidad. Y ello sería así por varios motivos:

-     Aumenta nuestro nivel de responsabilidad.

-     Las decisiones exigen más esfuerzo, nos generan más dudas (que nos pueden crear mucho estrés o, incluso, paralizar). Y, a pesar de todo, no garantizan una mejor elección pues, a menudo, no somos capaces de valorar adecuadamente todas las variables que intervienen (entre otras cosas porque no somos expertos en todo, puede haber mucha información que desconozcamos, nos podemos dejar manipular por mensajes engañosos, podemos interpretar mal algunos datos, nos puede faltar experiencia en el tema, etc. etc.) lo cual es especialmente cierto en las decisiones más complejas.

-     Cada elección que hacemos cierra otras muchas puertas que nos gustaría dejar abiertas. Si nos ”equivocamos”, sentimos que perderemos mucho. Y podemos equivocarnos más, indudablemente, al tener más opciones.

-     Una vez hemos elegido algo, aunque la elección sea razonablemente buena o, incluso, la “mejor posible” (si realmente pudiera sacarse esta conclusión alguna vez), podemos quedarnos insatisfechos pensando que podríamos obtener (o haber obtenido) algo mejor lo cual, ciertamente, no nos genera satisfacción ni nos deja disfrutar de lo que tenemos, como tampoco nos impulsa a trabajar para “reparar” lo que no funciona o mejorar lo que sería mejorable.

-     Algunos investigadores de ciencias sociales dicen que una de las consecuencias de dejar opciones abiertas es que la gente está menos satisfecha con sus decisiones. Por el contrario, si una  decisión es irreversible, nos obligamos a nosotros mismos a sentirnos mejor con la elección que hemos hecho.

Conclusiones:     a) contrariamente a lo que muchos de nosotros creemos (o nos han hecho creer), más puede ser menos en algunos casos,     b) Lo “suficientemente bueno” es “suficientemente bueno” y quizás con eso podemos ser felices si nos lo proponemos. Lo (supuestamente) mejor quizás no sea tan bueno o, simplemente, no lo necesitamos. Entonces, ¿para qué estresarnos tanto?

Como nota humorística, Barry Schwartz plantea la paradoja de poder elegir (en EE UU) entre un millar de variedades de zumo de naranja, pero sólo entre dos candidatos presidenciales.

Si quieres saber más, puedes leer el libro (en bibliotecas únicamente pues está descatalogado) o ver una entrevista que Schwartz concedió hace unos años en http://www.ilustrae.com/ilustrae/2009/04/entrevista-con-barry-schwartz-autor-de-paradox-of-choice-.html La entrevista está en inglés, pero está traducida al español en esta misma página (no en el vídeo sino más abajo en el espacio de los comentarios)