http://www.psicologobarcelona.es/wp-admin/ Los contenidos serán parecidos a lo que venía escribiendo aquí en Psicohelp, si bien he variado un poco la presentación y lo he incorporado a mi página web http://www.psicologobarcelona.es para que sea más fácil consultarlo. Espero que lo sigáis con el mismo interés y lo enriquezcáis con vuestros comentarios y aportaciones. Gracias a todas/os los que me habéis seguido hasta ahora.
En este blog, procuraremos aportar pequeñas reflexiones y sugerencias útiles en el campo de la autoayuda y el crecimiento personal, en un formato sencillo y claro, evitando largas disertaciones y basándonos en ideas provenientes de diversos autores: psicólogos, escritores, filósofos, etc. o/y en vivencias u opiniones personales. Cualquier opinión o comentario de nuestros lectores será bienvenido. ESTE BLOG SE ENCUENTRA AHORA en https://elblogdejoseplanas.wordpress.com/
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viernes, 23 de noviembre de 2012
viernes, 16 de noviembre de 2012
No digas que es imposible...
Di, simplemente, no lo he
hecho todavía”, dice un proverbio japonés. De forma parecida, Jean-Michel Guenassia, en su libro "El club de los optimistas incorregibles" nos dice también: "Llega un momento en el cual hay que saltar. Aunque el agua esté helada o que no se sepa nadar. Antes que el barco se hunda"
Es una llamada al coraje, a tener esperanza aún cuando sólo veamos tinieblas en algunos momentos de nuestra vida. Y es que cuando los obstáculos parecen inamovibles,
cuando todo parece estar en nuestra contra, podemos: 1) Llenarnos de rabia y frustración, y
abandonar, o 2) Recuperar la pasión
por la meta, aceptar el desafío y luchar por alcanzarla con todas nuestras
fuerzas.
domingo, 28 de octubre de 2012
El momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer
Muchas veces en el curso de nuestra vida
tenemos que lidiar con frustraciones y decepciones. En algunos momentos,
podemos sentir una profunda desesperación, ganas de dejarlo todo y de no seguir
luchando. Nos sentimos indefensos, extremadamente vulnerables, nos preguntamos
si lo que hicimos valió la pena, si nuestra vida tiene sentido, si algo tiene
sentido. Pensamos en aquellos proyectos
que un día nos ilusionaron y que, creemos, nunca se realizarán. Pensamos en las
ilusiones que compartimos con nuestros seres queridos, sentimos pena por ellos
y por nosotros, una profunda tristeza, un dolor sordo en el alma. Sentimos
rabia también, mucha rabia hacia aquello o aquellos que injustamente, pensamos,
se interpuso o se interpusieron en nuestro camino.
A veces, el drama es personal, sólo
nos involucra a nosotros o a un reducido número de personas: circunstancias de
la vida, momentos amargos que a todos nos toca alguna vez vivir. Con el tiempo
y, con un poco de suerte, salimos reforzados de todo ello, nos volvemos más
sabios, más tolerantes, más humanos. Incluso, tal vez, aquello que un día percibimos
como una desgracia nos damos cuenta, después, de que nos dio energía para conseguir
algo mejor, para ir más lejos, para no acomodarnos. Fue duro pero no tiramos la
toalla y valió la pena. En cualquier caso, el tiempo suele mitigar el dolor de
la pérdida y nos ayuda a encontrar otros horizontes hacia los que caminar, a
tejer nuevos sueños. Y nos sentimos de nuevo formando parte de la vida. De
alguna manera, todos tenemos que resignarnos a lo inevitable, a aquellos azares
de la vida que nadie puede eludir. Pero también tenemos que luchar por aquello
que sí es evitable o por aquello que podemos mejorar.
Otras veces, el drama es colectivo.
Una guerra, una catástrofe natural, una crisis económica… Debemos, entonces,
aunar esfuerzos, ser solidarios, ayudarnos, poner lo mejor de nosotros mismos
para salir de la desgracia, tener coraje. No es momento para la indiferencia,
para la pasividad, para el escepticismo del “¿y para qué, si no vamos a
conseguir nada?”, para la cobardía, para mirar a otro lado, para refugiarnos en
nuestros pequeños mundos personales, etc. Y menos aún, para delegar responsabilidades
en “gurús” o figuras de autoridad que
nos manipulan en provecho de sus propios intereses partidistas, que dicen
y no hacen, que a menudo seducen con palabras vacías y que, como la historia ha
demostrado en repetidas ocasiones, pueden llevar al abismo a todo un pueblo, a
un continente entero.
Pues bien, todos sabemos que en
estos momentos, no hace falta que me extienda en detalles, estamos viviendo una
crisis sin precedentes en la historia de nuestra “democracia” reciente, una
crisis que se está llevando por delante derechos fundamentales que generaciones
precedentes conquistaron con duro esfuerzo. Y que, lo peor de todo, amenaza con
llevarse muchos más. Aunque haya mucha gente indignada, que no se resigna, que
protesta, que lucha… por momentos, parece que no haya salida, que todo esté
perdido.
Pienso que no podemos permanecer
neutrales, que debemos tomar partido. Todos y cada uno de nosotros, sin
excepción. Desde aquí os animo a que cada uno encuentre su forma personal de
contribución, el grano de arena que pueda aportar. Y a quienes os pueda
interesar, quiero informaros a título personal de que ayer sábado un grupo de
personas en Vilassar de Mar nos hemos adherido al Front Cívic de Catalunya,
movimiento de reivindicación que forma parte de una red que pretende abarcar a
toda España. Si queréis más detalles, podéis entrar en http://www.frontcivic.cat/es/ y, a nivel de España,
en http://colectivoprometeo.blogspot.com.es/ de dónde partió la idea.
La noche es oscura, pero como
alguien dijo muy sabiamente “el momento
más oscuro de la noche es justo antes del amanecer”. Entre todos, y cada
uno a su manera y como pueda, tenemos que hacer posible este amanecer. Lo
necesitamos, lo debemos a quienes nos han precedido en esta lucha.
miércoles, 24 de octubre de 2012
(Auto)crítica constructiva
La autocrítica (y la crítica –a los demás-
) constructiva:
- Ha de ejercerse
para corregir y no para herir.
- Ha de
argumentarse,
- Ha de ceñirse a
los hechos, en lugar de dejarse llevar por sospechas o fantasías,
- Ha de referirse
a un comportamiento concreto, y no a la totalidad de la persona,
- No ha de
recordar sin cesar antiguos errores,
- No ha de
establecer comparaciones con otras personas,
- Ha de ofrecer
alternativas y una actitud positiva.
miércoles, 17 de octubre de 2012
Cómo preparar una entrevista de trabajo
Para preparar una entrevista de trabajo conviene tener en cuenta los
siguientes apartados
1.
Contenido
de la entrevista
El entrevistador
suele hacer preguntas relativas a:
- Currículum vitae: es el primer filtro por el que han de pasar los candidatos. Normalmente,
el entrevistador ya dispone de información previa al respecto pero puede querer
ampliarla o confirmarla.
-
Experiencia
en puestos similares
- Información personal: el entrevistador puede preguntarle al candidato cuáles son sus virtudes y
defectos, qué metas tiene, qué le gusta hacer, etc.
- Información relacionada con el
puesto: cómo se comportó el candidato en el pasado en puestos
similares. Si no tiene experiencia previa, es posible que le pregunte cómo se
comportaría en determinadas situaciones relacionadas con el puesto.
2.
Preparación
de la entrevista
Antes de la entrevista, conviene:
- Controlar pensamientos negativos anticipatorios: cambiarlos por otros más positivos.
- Anticipar y prepararse para posibles preguntas en función del tipo de
persona que buscan y las características del puesto.
- Efectuar un análisis previo de nuestros puntos fuertes y débiles. Sin
mentir, procurar “maquillar” o darle la vuelta a lo negativo, a nuestros puntos
débiles, presentarlos bajo una luz lo más favorable posible.
- Preparar argumentos a favor de nuestra “candidatura” y todo aquello que
podamos utilizar para dar una impresión positiva.
- Prever preguntas difíciles y ensayar respuestas
3.
Presentación e inicio de la entrevista
- Llevar ropa y apariencia correctas, sin extravagancias ni exageraciones.
- Saludar y presentarnos. Esperar a que nos indiquen tomar asiento.
- Tratar de usted al entrevistador, salvo que éste pida lo contrario.
- Sentarnos de forma correcta y cómoda: no hundirnos en la silla, mantener
una distancia correcta de la mesa, procurar mantener una postura relajada.
4.
Comportamiento
durante la entrevista
- Mantener un contacto visual adecuado: ni mirar fijamente ni rehuir la
mirada, mirar mientras escuchamos más tiempo del que miramos mientras hablamos.
- Mostrar un tono emocional acorde al contexto: animado, de estar interesado,
pero sin cargar las tintas.
- Hablar con un volumen de voz normal: ni demasiado alto ni demasiado bajo. Y
con un ritmo de voz adecuado: ni demasiado deprisa ni demasiado despacio.
- Ser muy cuidadosos con el lenguaje no verbal, con los gestos. Por ejemplo,
no retorcernos las manos, mordernos las uñas o los labios, tocarnos el pelo en
exceso, cruzar los brazos o cualquier otra conducta que denote inseguridad.
- Al contestar, hacer una pequeña pausa para pensar antes de hablar y responder
con tranquilidad, sin prisas. En caso de tener alguna duda, preguntar sin
miedo. Podemos repetir “en forma de eco” la pregunta del entrevistador para
tener un poco más de tiempo para pensar (por ejemplo: “quiere saber si tengo
experiencia en organizar grupos... bien, pues...”) Evitar muletillas (como “ejem”,
“mmm”, “bueno...”) o responder con monosílabos (“si”, “no”)
- Evitar dar información desfavorable acerca de nosotros: no mencionar bajas
anteriores, enfermedades, malas relaciones en otros trabajos, etc. En lugar de
eso, dar información favorable, como felicitaciones recibidas, largas temporadas
de estancia en un mismo trabajo, etc.
- Hablar en positivo: “darle la vuelta a lo negativo o maquillarlo”,
convertir la pega en ventaja (por ejemplo, en lugar de decir “soy tímido” decir
“soy una persona sensible y reflexiva”), subrayar nuestros puntos fuertes.
- No enrollarnos, no contar batallitas, responder de una forma clara y
concreta a lo que nos están preguntando.
- Procurar hacer preguntas al entrevistador, tanto para demostrarle que
estamos interesados en el puesto como para obtener información que puede ser
importante a la hora de decidir si el puesto nos interesa realmente.
- Formular comentarios que denoten interés y entusiasmo por el trabajo.
5.
Otras
recomendaciones
a)
Ante preguntas difíciles (aquellas que tocan
nuestros puntos débiles o nos ponen “contra las cuerdas”):
- Evitar tanto mostrarnos atemorizados y callarnos como responder con
brusquedad o de forma agresiva.
- Pedir que nos aclaren lo que quieren decir, si es necesario.
- Preparar la argumentación y ensayar previamente las respuestas a posibles
preguntas difíciles.
- No intentar engañar, pero ser astutos.
- No ofrecer por iniciativa propia información perjudicial
- Argumentar reduciendo el problema, demostrando que lo tenemos controlado.
b)
Hablar de nuestros logros: “he colaborado en…”, “he
tenido oportunidad de aprender…”, “estuve encargado de…”
c)
Denotar motivación y entusiasmo: “estoy muy interesado en…”,
“me motiva mucho poder…”, “me encantaría trabajar en un puesto como éste”, etc.
d)
Denotar seguridad. Cambiar:
- “Creo que.../ me parece que... por “estoy seguro de...”
- “No sé si sirvo para...” por “lo haré bien”
- “Eso me asusta...” por “venceré este obstáculo”
- “Seguro que hay candidatos mejores” por “estaré a la altura”
6.
Factores
de alto riesgo
- Mala presentación: vestimenta inadecuada, aire descuidado, estilo poco
profesional.
- Llegar tarde a la entrevista (o llegar con demasiada anticipación)
- Falta de preparación para la entrevista, demasiada improvisación.
- Falta de colaboración con el entrevistador. Por ejemplo, negativa a
responder a algunas preguntas.
-
Falta de cortesía, de tacto
- Falta de control emocional: temblor de la voz, tartamudeo, agitarse en el
asiento, frotarse las manos, dar vueltas al anillo o alianza, tocarse
continuamente la cara, pestañear frecuentemente, mirada huidiza, etc.
- Motivación poco clara para el puesto, falta de entusiasmo.
- Carencia de objetivos profesionales concretos y razonables.
- Mostrarnos resentidos (por ejemplo criticar a antiguas empresas o a algún ex
jefe), dejar ver que tenemos dificultades para llevarnos bien con la gente o
para ajustarnos al ambiente de los trabajos, o que somos personas conflictivas,
etc.
- Hablar demasiado o demasiado poco, no escuchar, hablar atropelladamente, etc.
- Mostrarnos demasiado agresivos o, por el contrario, demasiado
condescendientes o sumisos
- Mencionar una disponibilidad inmediata si el entrevistador sabe que
actualmente estamos en otra empresa.
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