Translate

lunes, 24 de mayo de 2021

 

     ¿Nos centramos en las causas o en las soluciones?



Centrarnos en las causas,
en los “por qués”, a menudo nos lleva a dar vueltas y más vueltas en torno al problema y a obsesionarnos. Focalizarnos en las soluciones, por el contrario, suele ser la manera más eficaz de obtener cambios significativos.

En este capítulo, analizaremos el modelo de Terapia Centrada en Soluciones, de Steve de Shazer, con un resumen de sus enunciados básicos:

-          La psicología, en su afán de clasificar, tiende a estandarizar en exceso lo correcto y lo incorrecto, lo sano y lo patológico sin tener en cuenta que hay muchas formas de ser y de vivir y que cada persona es, además. única e irrepetible.

Por ejemplo, la homosexualidad: hasta los años 70 figuró en los manuales de psiquiatría como un trastorno mental. Y todavía hay algunas personas que la consideran como una anomalía.

-          Las personas solemos tener problemas cuando al enfrentamos a crisis o cambios inesperados en nuestra vida al poner en marcha intentos de solución que no funcionan y mantenerlos a pesar de su ineficacia.

Pueden ser situaciones inesperadas como una enfermedad, la pérdida de trabajo, la muerte de algún ser querido. O algo, más vinculado al ciclo vital: la emancipación de los hijos, la jubilación, etc.

Por ejemplo, ante la pérdida de un ser querido nos aislamos de nuestras amistades para contener la pena y evitar el esfuerzo de socializar en estos momentos difíciles. Y, a pesar de que de esa manera estamos cada vez más deprimidos y tristes (nuestra "solución" no funciona para que nos sintamos mejor), nos resistimos a cambiar de actitud.

-          En un momento u otro todos tenemos dificultades, eso es inevitable. Pero si las gestionamos mal, podemos convertirlas en un problema que se perpetúe en el tiempo.

Nadie se libra completamente de los problemas, ni siquiera los más ricos y poderosos.

Las soluciones que ponemos en práctica, no siempre dan resultado. Es más, algunas pueden incluso agravar el problema: parece que lo solucionan a corto plazo, pero luego empeora. Por ejemplo, una persona celosa que con sus constantes intentos de controlar a su pareja, provoca la ruptura.

Por ejemplo, una persona celosa que con sus constantes intentos de controlar a su pareja, termina provocando la ruptura.

-          En algunas teorías psicológicas –por ejemplo, en el psicoanálisis- se tiende a pensar que, si un problema tiene una causa en el pasado, sólo se resolverá si arreglamos ésta. Pero, para resolver un problema tan sólo necesitamos establecer unos objetivos y ponernos a trabajar para conseguirlos a partir de los recursos que tengamos. Y una vez cambiado lo que nos preocupaba, el pasado dejará seguramente de importarnos tanto.

Además, conocer las causas, aparte de ser algunas veces muy complejo (para cada trastorno psicológico suele haber un montón de teorías explicativas), no necesariamente ayuda a cambiar nada, como así lo demuestran algunos tratamientos de corte más clásico que se pueden prolongar, incluso, durante años y a veces sin un resultado práctico concreto.

Sin acción, no suele haber cambios significativos. Si, por ejemplo, quieres dejar de fumar, conocer el motivo por el que fumas no te va a ayudar o, no va te va a ayudar lo suficiente, para superar la adicción. Tendrás que poner en marcha un plan para conseguirlo. Y una vez conseguido ¿importan tanto las causas? En la mayoría de los casos, no.

-          Para resolver un problema, no se necesita saber mucho del pasado ni siquiera del problema en sí, excepto qué es lo que lo mantiene en el presente para poder diseñar los cambios necesarios.

Por ejemplo, a una persona con fobia social la ayuda a mantener su problema la evitación de interacciones sociales. Uno de los objetivos será, pues, afrontar -en lugar de evitar - aquello que teme. Y en el caso de un fumador, lo mantiene -como es obvio- seguir fumando. Conocer la causa u origen de tales problemas -suponiendo que esto sea posible- podrá ayudar a entender y, a lo mejor, a prevenir futuros errores pero es poco probable que por sí solo cambie nada del presente.

-          Un cambio mínimo puede generar una diferencia significativa.

Dice un proverbio chino que “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Es una metáfora del hecho de que pequeñas variaciones en un punto dado, pueden producir alteraciones imprevisibles y de considerable magnitud en el conjunto del sistema.

Por ejemplo, una pequeña variación de unos pocos grados en la trayectoria inicial de un avión, puede llevarle a un destino totalmente diferente. Y en el plano personal, un pequeño cambio de actitud o de rutina puede llevar a una cadena de cambios significativos.

Por el contrario, si se repite siempre la misma secuencia de hechos, no variará nada, nunca.  En otras palabras: si haces siempre lo mismo, no esperes resultados diferentes. 

 

SUGERENCIAS DE TRABAJO:

-          Para determinar objetivos de cambio en tu vida, imagina que esta noche, mientras estás durmiendo, sucede un milagro y al despertar te das cuenta de que todos tus problemas y preocupaciones se han resuelto. Y luego pregúntate: ¿Qué cosas notarías diferentes en tu vida?, ¿Qué te haría pensar que el milagro se ha producido? Procura ser lo más concreto posible. No digas, por ejemplo, “me sentiría más feliz” sino “estaría haciendo esto o lo otro”, etc.

-          Para ser consciente de tus recursos y de lo que funciona en tu manera de enfrentarte a las dificultades y potenciarlo, pregúntate: ¿Cuál de estas cosas que se producirían si se realizara el milagro, alguna vez ya han sucedido en mi vida, aunque sólo sea un poquito? Por ejemplo, aunque te resulte difícil decir “no” y poner límites: ¿Cuándo has sido capaz de hacerlo a pesar de todo?  O si a menudo te dejas llevar por la ira: ¿En qué momentos has sido capaz de controlarla? Fíjate bien en esas “excepciones” a tu problema y procura darte cuenta de cómo conseguiste estos resultados más positivos (¿qué marcó la diferencia?). A partir de ahí, puedes aprender muchas cosas.


NOTA: ese email es una prueba para reactivar el blog. Si la has recibido es porque anteriormente te habías suscrito a él. Si la recibes correctamente, te agradeceré me lo hagas saber a joseplanas@mail.com  

viernes, 23 de noviembre de 2012

CAMBIO DIRECCIÓN BLOG

A partir de hoy, podéis seguir viendo mi blog en la siguiente dirección: 

http://www.psicologobarcelona.es/wp-admin/  Los contenidos serán parecidos a lo que venía escribiendo aquí en Psicohelp, si bien he variado un poco la presentación y lo he incorporado a mi página web http://www.psicologobarcelona.es para que sea más fácil consultarlo. Espero que lo sigáis con el mismo interés y lo enriquezcáis con vuestros comentarios y aportaciones. Gracias a todas/os los que me habéis seguido hasta ahora.


viernes, 16 de noviembre de 2012

No digas que es imposible...


Di, simplemente, no lo he hecho todavía”, dice un proverbio japonés. De forma parecida, Jean-Michel Guenassia, en su libro "El club de los optimistas incorregibles" nos dice también: "Llega un momento en el cual hay que saltar. Aunque el agua esté helada o que no se sepa nadar. Antes que el barco se hunda"
 Es una llamada al coraje, a tener esperanza aún cuando sólo veamos tinieblas en algunos momentos de nuestra vida. Y es que cuando los obstáculos parecen inamovibles, cuando todo parece estar en nuestra contra, podemos:   1) Llenarnos de rabia y frustración, y abandonar, o     2) Recuperar la pasión por la meta, aceptar el desafío y luchar por alcanzarla con todas nuestras fuerzas.

domingo, 28 de octubre de 2012

El momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer

 Muchas veces en el curso de nuestra vida tenemos que lidiar con frustraciones y decepciones. En algunos momentos, podemos sentir una profunda desesperación, ganas de dejarlo todo y de no seguir luchando. Nos sentimos indefensos, extremadamente vulnerables, nos preguntamos si lo que hicimos valió la pena, si nuestra vida tiene sentido, si algo tiene sentido. Pensamos en  aquellos proyectos que un día nos ilusionaron y que, creemos, nunca se realizarán. Pensamos en las ilusiones que compartimos con nuestros seres queridos, sentimos pena por ellos y por nosotros, una profunda tristeza, un dolor sordo en el alma. Sentimos rabia también, mucha rabia hacia aquello o aquellos que injustamente, pensamos, se interpuso o se interpusieron en nuestro camino.
A veces, el drama es personal, sólo nos involucra a nosotros o a un reducido número de personas: circunstancias de la vida, momentos amargos que a todos nos toca alguna vez vivir. Con el tiempo y, con un poco de suerte, salimos reforzados de todo ello, nos volvemos más sabios, más tolerantes, más humanos. Incluso, tal vez, aquello que un día percibimos como una desgracia nos damos cuenta, después, de que nos dio energía para conseguir algo mejor, para ir más lejos, para no acomodarnos. Fue duro pero no tiramos la toalla y valió la pena. En cualquier caso, el tiempo suele mitigar el dolor de la pérdida y nos ayuda a encontrar otros horizontes hacia los que caminar, a tejer nuevos sueños. Y nos sentimos de nuevo formando parte de la vida. De alguna manera, todos tenemos que resignarnos a lo inevitable, a aquellos azares de la vida que nadie puede eludir. Pero también tenemos que luchar por aquello que sí es evitable o por aquello que podemos mejorar.
Otras veces, el drama es colectivo. Una guerra, una catástrofe natural, una crisis económica… Debemos, entonces, aunar esfuerzos, ser solidarios, ayudarnos, poner lo mejor de nosotros mismos para salir de la desgracia, tener coraje. No es momento para la indiferencia, para la pasividad, para el escepticismo del “¿y para qué, si no vamos a conseguir nada?”, para la cobardía, para mirar a otro lado, para refugiarnos en nuestros pequeños mundos personales, etc. Y menos aún, para delegar responsabilidades en “gurús” o figuras de autoridad que  nos manipulan en provecho de sus propios intereses partidistas, que dicen y no hacen, que a menudo seducen con palabras vacías y que, como la historia ha demostrado en repetidas ocasiones, pueden llevar al abismo a todo un pueblo, a un continente entero.
Pues bien, todos sabemos que en estos momentos, no hace falta que me extienda en detalles, estamos viviendo una crisis sin precedentes en la historia de nuestra “democracia” reciente, una crisis que se está llevando por delante derechos fundamentales que generaciones precedentes conquistaron con duro esfuerzo. Y que, lo peor de todo, amenaza con llevarse muchos más. Aunque haya mucha gente indignada, que no se resigna, que protesta, que lucha… por momentos, parece que no haya salida, que todo esté perdido.
Pienso que no podemos permanecer neutrales, que debemos tomar partido. Todos y cada uno de nosotros, sin excepción. Desde aquí os animo a que cada uno encuentre su forma personal de contribución, el grano de arena que pueda aportar. Y a quienes os pueda interesar, quiero informaros a título personal de que ayer sábado un grupo de personas en Vilassar de Mar nos hemos adherido al Front Cívic de Catalunya, movimiento de reivindicación que forma parte de una red que pretende abarcar a toda España. Si queréis más detalles, podéis entrar en http://www.frontcivic.cat/es/ y, a nivel de España, en http://colectivoprometeo.blogspot.com.es/ de dónde partió la idea. 
La noche es oscura, pero como alguien dijo muy sabiamente “el momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer”. Entre todos, y cada uno a su manera y como pueda, tenemos que hacer posible este amanecer. Lo necesitamos, lo debemos a quienes nos han precedido en esta lucha.

miércoles, 24 de octubre de 2012

(Auto)crítica constructiva



La autocrítica (y la crítica –a los demás- ) constructiva:
-     Ha de ejercerse para corregir y no para herir.
-     Ha de argumentarse,   
-     Ha de ceñirse a los hechos, en lugar de dejarse llevar por sospechas o fantasías,   
-     Ha de referirse a un comportamiento concreto, y no a la totalidad de la persona,  
-     No ha de recordar sin cesar antiguos errores,   
-     No ha de establecer comparaciones con otras personas,  
-     Ha de ofrecer alternativas y una actitud positiva.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Cómo preparar una entrevista de trabajo



Para preparar una entrevista de trabajo conviene tener en cuenta los siguientes apartados
1.    Contenido de la entrevista
 El entrevistador suele hacer preguntas relativas a:
-      Currículum vitae: es el primer filtro por el que han de pasar los candidatos. Normalmente, el entrevistador ya dispone de información previa al respecto pero puede querer ampliarla o confirmarla.
-      Experiencia en puestos similares
-      Información personal: el entrevistador puede preguntarle al candidato cuáles son sus virtudes y defectos, qué metas tiene, qué le gusta hacer, etc.
-      Información relacionada con el puesto: cómo se comportó el candidato en el pasado en puestos similares. Si no tiene experiencia previa, es posible que le pregunte cómo se comportaría en determinadas situaciones relacionadas con el puesto.

2.   Preparación de la entrevista
 Antes de la entrevista, conviene:
-      Controlar pensamientos negativos anticipatorios: cambiarlos por otros más positivos.
-      Anticipar y prepararse para posibles preguntas en función del tipo de persona que buscan y las características del puesto.
-      Efectuar un análisis previo de nuestros puntos fuertes y débiles. Sin mentir, procurar “maquillar” o darle la vuelta a lo negativo, a nuestros puntos débiles, presentarlos bajo una luz lo más favorable posible.
-      Preparar argumentos a favor de nuestra “candidatura” y todo aquello que podamos utilizar para dar una impresión positiva.
-      Prever preguntas difíciles y ensayar respuestas

3.   Presentación e inicio de la entrevista
-      Llevar ropa y apariencia correctas, sin extravagancias ni exageraciones.
-      Saludar y presentarnos. Esperar a que nos indiquen tomar asiento.
-      Tratar de usted al entrevistador, salvo que éste pida lo contrario.
-      Sentarnos de forma correcta y cómoda: no hundirnos en la silla, mantener una distancia correcta de la mesa, procurar mantener una postura relajada.

4.   Comportamiento durante la entrevista
-      Mantener un contacto visual adecuado: ni mirar fijamente ni rehuir la mirada, mirar mientras escuchamos más tiempo del que miramos mientras hablamos.
-      Mostrar un tono emocional acorde al contexto: animado, de estar interesado, pero sin cargar las tintas.
-      Hablar con un volumen de voz normal: ni demasiado alto ni demasiado bajo. Y con un ritmo de voz adecuado: ni demasiado deprisa ni demasiado despacio.
-      Ser muy cuidadosos con el lenguaje no verbal, con los gestos. Por ejemplo, no retorcernos las manos, mordernos las uñas o los labios, tocarnos el pelo en exceso, cruzar los brazos o cualquier otra conducta que denote inseguridad.
-      Al contestar, hacer una pequeña pausa para pensar antes de hablar y responder con tranquilidad, sin prisas. En caso de tener alguna duda, preguntar sin miedo. Podemos repetir “en forma de eco” la pregunta del entrevistador para tener un poco más de tiempo para pensar (por ejemplo: “quiere saber si tengo experiencia en organizar grupos... bien, pues...”) Evitar muletillas (como “ejem”, “mmm”, “bueno...”) o responder con monosílabos (“si”, “no”)
-      Evitar dar información desfavorable acerca de nosotros: no mencionar bajas anteriores, enfermedades, malas relaciones en otros trabajos, etc. En lugar de eso, dar información favorable, como felicitaciones recibidas, largas temporadas de estancia en un mismo trabajo, etc.
-      Hablar en positivo: “darle la vuelta a lo negativo o maquillarlo”, convertir la pega en ventaja (por ejemplo, en lugar de decir “soy tímido” decir “soy una persona sensible y reflexiva”), subrayar nuestros puntos fuertes.
-      No enrollarnos, no contar batallitas, responder de una forma clara y concreta a lo que nos están preguntando.
-      Procurar hacer preguntas al entrevistador, tanto para demostrarle que estamos interesados en el puesto como para obtener información que puede ser importante a la hora de decidir si el puesto nos interesa realmente.
-      Formular comentarios que denoten interés y entusiasmo por el trabajo.

5.   Otras recomendaciones
a)   Ante preguntas difíciles (aquellas que tocan nuestros puntos débiles o nos ponen “contra las cuerdas”):
-      Evitar tanto mostrarnos atemorizados y callarnos como responder con brusquedad o de forma agresiva.
-      Pedir que nos aclaren lo que quieren decir, si es necesario.
-      Preparar la argumentación y ensayar previamente las respuestas a posibles preguntas difíciles.
-      No intentar engañar, pero ser astutos.
-      No ofrecer por iniciativa propia información perjudicial
-      Argumentar reduciendo el problema, demostrando que lo tenemos controlado.
b)   Hablar de nuestros logros: “he colaborado en…”, “he tenido oportunidad de aprender…”, “estuve encargado de…”
c)    Denotar motivación y entusiasmo: “estoy muy interesado en…”, “me motiva mucho poder…”, “me encantaría trabajar en un puesto como éste”, etc.
d)   Denotar seguridad. Cambiar:
-       “Creo que.../ me parece que... por estoy seguro de...”
-      “No sé si sirvo para...” por lo haré bien”
-      “Eso me asusta...” por “venceré este obstáculo
-      “Seguro que hay candidatos mejores” por “estaré a la altura”

6.   Factores de alto riesgo
-      Mala presentación: vestimenta inadecuada, aire descuidado, estilo poco profesional.
-      Llegar tarde a la entrevista (o llegar con demasiada anticipación)
-      Falta de preparación para la entrevista, demasiada improvisación.
-      Falta de colaboración con el entrevistador. Por ejemplo, negativa a responder a algunas preguntas.
-      Falta de cortesía, de tacto
-      Falta de control emocional: temblor de la voz, tartamudeo, agitarse en el asiento, frotarse las manos, dar vueltas al anillo o alianza, tocarse continuamente la cara, pestañear frecuentemente, mirada huidiza, etc.
-      Motivación poco clara para el puesto, falta de entusiasmo.
-      Carencia de objetivos profesionales concretos y razonables.
-      Mostrarnos resentidos (por ejemplo criticar a antiguas empresas o a algún ex jefe), dejar ver que tenemos dificultades para llevarnos bien con la gente o para ajustarnos al ambiente de los trabajos, o que somos personas conflictivas, etc.
-      Hablar demasiado o demasiado poco, no escuchar, hablar atropelladamente, etc.
-      Mostrarnos demasiado agresivos o, por el contrario, demasiado condescendientes o sumisos
-      Mencionar una disponibilidad inmediata si el entrevistador sabe que actualmente estamos en otra empresa.