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domingo, 6 de noviembre de 2011

Escucharnos a nosotros mismos

Nuestros estados de ánimo están siempre ahí, como un ruido de fondo. Conviene que nos paremos de vez en cuando, para escucharlos, para sentirlos como quien en el bosque pone la oreja para escuchar los susurros del viento. los cantos de los pájaros, el murmullo de las hojas... Conviene que los identifiquemos, que les pongamos nombre (“me siento tenso, triste, enfadado, esperanzado..”), que les demos la bienvenida (sea lo que sea lo que siento en este momento, está bien). Al principio, si no estamos entrenados, nos costará focalizar la atención en nuestro interior. Estamos acostumbrados a “tapar” nuestras sensaciones con ruidos externos: la tele, el Ipod, los múltiples reclamos de nuestra sociedad consumista… Más adelante, podemos mejorar nuestra escucha a través de la meditación, la escritura u otras herramientas de las que iremos hablando.

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