Cuando nos preocupamos, normalmente:
- Nos centramos en el problema y tendemos a magnificarlo, le damos 1.000
vueltas (normalmente en círculo volviendo una y otra vez a las mismas
conclusiones), etc.
- Tendemos a juzgar o a juzgarnos. Buscamos faltas, errores, culpables…
- Hacemos simplificaciones excesivas, tendemos al blanco/ negro, a la
dramatización…
- Insistimos en conocer el por qué, tendemos al victimismo…
- Tendemos a abordar las situaciones de manera general y global
A diferencia de cuando nos ocupamos de forma responsable y madura
de algo en que:
- Nos centramos en la búsqueda de soluciones, la reparación o la prevención.
- Tendemos a relativizar, a no agrandar el problema, a analizar de forma objetiva
y racional…
- Intentamos comprender en lugar de juzgar,
- Tenemos en cuenta la complejidad, intentamos ver las cosas desde diferentes
ángulos…
- Nos enfocamos más bien en el futuro, miramos hacia adelante en lugar de
hacia atrás, buscamos el “cómo” (¿cómo puedo hacer para mejorar X o para
sentirme mejor?) en lugar del “por qué” (¿por qué me pasa esto?, ¿por qué fulanito/a
no entiende esto o no hace lo otro?, etc.)
- Tendemos a abordar las situaciones paso a paso, y de forma concreta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario